La conexión entre los clanes serbios y la mafia italiana no es solo cosa de películas. Es una red real que opera desde hace décadas en las sombras de Europa. Los grupos serbios, expertos en moverse por los Balcanes y con acceso a armas y rutas clave, se volvieron socios ideales para mafias como la ‘Ndrangheta, que buscaban nuevas formas de mover cocaína desde Sudamérica hacia los puertos italianos.

No es solo tráfico: es poder, dinero y silencio. Estas organizaciones comparten mucho más que negocios, también códigos cerrados, estructuras familiares y una lealtad que solo se rompe con sangre.

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