Entrada II – Al margen del fuego

Hoy volaron los puños. Carne contra carne, sin premios ni promesas. Solo el ruido seco del golpe limpio y el sabor metálico de seguir en pie. No gané. Da igual. A veces uno se sube al círculo solo para recordar que tiene un cuerpo. Más tarde, ya en calma, compartí cerveza con dos voces que no exigen nada. Rieron. Yo también, un poco. Hablamos sin urgencia. Por un rato, no fui el recién llegado, ni el que busca entre ruinas. Solo alguien que respira, al margen del fuego.

— Dødskald