Me temblaban las manos,
pero no por el frío.
Eras tú.
Siempre has sido tú.

No dije nada,
porque todo lo que gritaría
se me partía en la garganta.

Te ibas,
y no quise detenerte.
Pero lo hice.
A mi manera.
Con el alma en ruinas.

No esperé respuesta.
Solo la verdad sin adornos:
te amo.

Y tus labios,
cabizbajos,
dejaron caer
la única palabra
que aún me sostiene:

—Yo más."

— Daijina no Hito